- Área: 220 m²
- Año: 2011
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Fotografías:Luis Abregú
Descripción enviada por el equipo del proyecto. En trabajos anteriores, el cliente ya había demostrado su interés por una arquitectura intencionada y original. Por lo tanto, el punto de partida para la nueva imagen de la sucursal de Olivos -la más grande de esta cadena de heladerías artesanales- fue diseñar un espacio funcional, que optimice el trabajo diario, que invite al cliente a sentirse cómodo y que, fundamentalmente, pueda servir de logotipo espacial de la firma.
A principios de 2010, fuimos convocados para desarrollar la nueva imagen de la empresa, que abarca el rediseño de la marca en sí misma, planta las bases para la nueva comunicación de la empresa y reestructura la imagen de las tres sucursales, obras que fueron programadas en diferentes etapas.
El diseño propuesto busca reposicionar a la empresa en un lugar de privilegio para competir con las primeras marcas y así colaborar con el salto cualitativo de la misma, sin perder los valores de la tradición familiar que tiene como bases.
Bajo este concepto, se trabajó con la geometría interior a partir de volumetrías simples que definen los diferentes espacios según sus usos; remarcando el contraste entre blancos y negros para enfatizar los límites de cada una de las áreas, redefinidas de acuerdo al nuevo programa evaluado junto al cliente.
De esta forma, se resuelve sobre el fondo el sector de almacenamiento encerrado en un prisma negro que parece despegarse de sus límites a través de la iluminación por leds y de sus contactos con el resto de los elementos que componen el local. Como una extensión del mismo, aparece la barra de atención al público, que se explaya hasta ingreso; su interior es puramente blanco y fue materializada con Silestone, Alucobond y Barrisol. De esta forma, la barra se une al sector de almacenamiento y este último al patio de servicio -ubicado al fondo del local- creando un circuito de trabajo óptimo, donde cada mobiliario y equipamiento esta estudiado al mínimo detalle, con respecto a su ubicación y funcionamiento.
El resto del local, desde el frente hasta el fondo, fue destinado al uso y disfrute de los clientes, definiendo tres áreas claramente marcadas:
1. Selección y compra: adosada a la barra e integrada a la misma a partir de un retranqueo del prisma que la compone.
2. Área de mesas: resuelta sobre el frente del local.
3. Área de sillones: ubicada en el fondo del local, tiene una estrecha relación con el jardín y una altura más acotada.
Esta última planta garantiza claridad y orden, donde solo la escalera rompe la espacialidad con su envolvente metálica para señalar la existencia de otro nivel en el que se encuentran los sanitarios. Las particiones verticales definen la ubicación de la misma y están constituidas por tubos metálicos dispuestos con rotaciones aleatorias. Se destaca también, la baranda de la escalera de acero inoxidable que, embutida en el muro de piedra, se hace perceptivamente visible a partir de la retroiluminación de su recorrido.
Por otra parte, la iluminación general baña las paredes y las luminarias de leds que recorren y resaltan distintos puntos y planos.
La fachada fue resuelta a partir de dos planos continuos: el primero transparente, coincidente con el acceso al local; y el segundo, un pleno negro que se eleva ordenando el perfil de la cuadra, materializado en Alucobond y separado de sus vecinos a través de un efecto lumínico.